Las tres aristas del triunfo de Trump

Por Alejandro Pizarro

La elección presidencial de la primera potencia mundial suscitó el interés de todo el orbe, por eso a nadie dejó indiferente el triunfo del magnate republicano Donald Trump sobre la candidata demócrata Hillary Clinton. Una lectura económica, política y comunicacional se torna necesaria, a fin de comprender los alcances de este importante resultado.

Por 306 votos electorales contra 232, el candidato republicano Donald Trump se impuso a la demócrata Hillary Clinton, transformándose en el cuadragésimo quinto presidente en la historia de los Estados Unidos. Este es UN hecho concreto, que a muchos sorprendió bastante y a otros no tanto, por lo que, a fin de tener una visión más completa del nuevo escenario internacional, resulta imperioso darle un vistazo multidisciplinario a la elección del pueblo estadounidense.

Arista comunicacional: Los fans por sobre los medios

Para los medios de comunicación estadounidenses causó gran sorpresa el resultado, y es que se volcaron casi todos a apoyar la candidatura de la demócrata Hillary Clinton, con 229 diarios y 131 semanarios en sus líneas editoriales manifestando su apoyo a la candidata demócrata. Mientras, sólo 9 diarios y 4 semanarios se mostraron adeptos a la candidatura del republicano Donald Trump. Esto supuso una relación de 27 es a 1 a favor de Hillary.

Por otro lado, las redes sociales volcaron la balanza a favor de Donald Trump. Basta con revisar la relación de likes en Facebook: con 11,9 millones de likes para la fan page de Donald Trump versus los 7,9 millones de likes a la fan page de Hillary Clinton. En Twitter: la relación de seguidores a las páginas de los candidatos también favorecía a Trump, 12,9 millones de seguidores para el republicano y 10,1 seguidores para la demócrata.

Para el Director del Instituto de Comunicación Social de la Universidad Austral, Julio Carvajal, “los medios de comunicación que apoyaron a Hillary lograron su objetivo, en parte, porque perdió por no tanta diferencia. Mientras que Trump derechamente utilizó propaganda, apelando a la emocionalidad del norteamericano, al patriotismo, a un posicionamiento defensivo con respecto al entorno. Para ello se valió de medios de llegada individual, como las redes sociales”.

Para Carvajal, esto provocará un giro en las campañas políticas a futuro “puesto que se apoyaran más en redes sociales que en medios de comunicación u opiniones de líderes, pues estos últimos han perdido peso. Son los mensajes directos entre el emisor (candidatos) y el receptor (electores) los que serán clave mediante los nuevos soportes”.

Arista desde las relaciones internacionales: derechización de la política internacional

Los procesos que se están dando en América Latina, como el triunfo de Macri en Argentina, la destitución de Dilma Rouseff en Brasil, el triunfo del “No” al acuerdo de paz en Colombia, así como triunfo del “No” en el Brexit, muestran un giro a la derecha en el plano internacional, y el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, no hace más que consolidar tal derechización.

La Directora de la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica del Norte, Ph.D. Francis Espinoza, explicó los ejes por los cuales pasó el triunfo del empresario: “la construcción del personaje de Donald Trump se basó en dos grande ejes. En primer lugar, decía con honestidad lo que pensaba, sin filtro, lo cual representó el pensamiento de muchas personas que en silencio también se mostraban partidarias de políticas anti-migración y de la aplicación de políticas económicas más duras. En segundo lugar, se transformó en el candidato anti-sistema, que constantemente criticó al sistema desde fuera y se posicionó como el empresario no político”.

La significación que Espinoza le otorga a la victoria del republicano Trump supone “el triunfo del modelo neo liberal, en el sentido que la gente ha llegado a un nivel de insatisfacción de sus expectativas, que piensa que van a ser cumplidas sobre la base de un nuevo proceso de industrialización de la política o una estrategia de gerenciamiento del estado en términos de eficiencia”.

La directora explicó también que “ya se venía mostrando tendencias hacia la necesidad de una derechización de la política internacional avalada por otros países en América latina, Francia y Alemania. Hay ciertas características que podrían decirnos que la política internacional se está derechizando, que la gente quiere cada vez más un poder duro. Hay una tendencia a ir endureciendo tanto las políticas internas, como la política exterior”.

Donald Trump junto a Barack Obama en su primera visita como presidente electo a la Casa Blanca (fuente: ABC News).

Arista Económica: Los impactos se verán en el largo plazo

Un efecto inmediato del triunfo de Donald Trump, fue la caída de las bolsas que tenían las expectativas depositadas en el triunfo de Hillary Clinton, pero sobre todo las bolsas que tenían que ver con los ataques que había hecho Trump durante su campaña presidencial, vale decir, México y los países asiáticos. Los procesos de desconfianza habían crecido y repercutieron en la caída de las bolsas, estos discursos se van incrustando en la opinión pública internacional y se reafirman al ver que el presidente electo puede ser mucho más estricto en materia tarifaria o al momento de hacer relaciones comerciales con otras naciones.

Sin embargo, el Académico de la Facultad de Economía y Administración de la Universidad Católica del Norte, Benjamín Jara (quién residió por 4 años en Ohio, estado clave en el triunfo de Trump) es enfático en aclarar que los efectos económicos de la administración Trump, pasaran no en el corto plazo, sino que más bien tendrán repercusiones en el largo plazo, en la medida que cumpla o no sus promesas de campaña.

Para Jara “las repercusiones en el corto plazo no van a ser muchas, sobre todo en los primeros dos años. Las cosas pueden cambiar a largo plazo en la medida que Trump cumpla sus promesas de campaña, aunque cumplirlas sea más difícil de lo que él creía, porque si bien tiene mayoría en las dos cámaras, también hay muchos republicanos sensatos”.

La visión más optimista del académico es que Trump tampoco va a ser el apocalipsis de Estados Unidos, “puede que tenga problemas como los que tuvo George W. Bush, que llevó una agenda muy republicana y terminó cometiendo muchos errores. Los errores de la administración Bush tuvieron repercusión a largo plazo, como los problemas de déficit fiscal producto de las guerras que llevó a cabo y la crisis sub-prime”.

Benjamín Jara sostiene que “Trump no va a quebrar acuerdos que sean beneficiosos para los Estados Unidos, si se sale del NAFTA (Tratado de Libre comercio de América del Norte en español) puede ser muy popular para sus votantes, pero sería un detrimento para los Estados Unidos, pues sería un suicidio económico”. En la misma línea, afirma que “con Trump no va a haber TPP (Acuerdo Estratégico Trans Pacífico), pero no debería considerarse esto un acuerdo quebrado, sino uno no realizado. Lo que si va a hacer la nueva administración es que se renegocien los acuerdos. Es más probable que no se firmen nuevos acuerdos a que se rompan los pre-existentes”.

Por otro lado, para el académico, “lo peor que puede ocurrir es que este nuevo foco aislacionista provoque inestabilidad y pueda afectar el comercio y la estabilidad económica de algunas regiones y ciertos países, China ya ha dado señales que si Estados Unidos se vuelve más aislacionista, China puede tomar su lugar no sólo en la promoción del comercio internacional, sino que también en otros temas tales como el calentamiento global”.

Lo que sí preocupa a Jara es el tema del cambio climático, “porque los tratados y acuerdos alcanzados por Obama los ganó a pulso, con mucha oposición y a Trump no le costaría nada romperlos, ahí soy poco optimista, porque la postura de Trump, que es compartida por su base votante, fue decir que el tema de la energía limpia ha afectado el desarrollo de otros sectores como la minería del carbón y la producción de combustibles fósiles, etc. Puede quitarle muy rápido atribuciones a la agencia de protección ambiental” y advierte que “China partió con una postura de cambio climático muy aislacionista, pero cambió, ahora tiene una postura más globalista, que pretende bajar sus emisiones y de patrullar que otros países también las bajen, si EEUU no lo va a hacer, ellos lo van a hacer”.

 

 

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