Comprendiendo y entendiendo la lengua del chileno
Por Juny Hugen.
Pensé que sabía un poco de español cuando me vine a Chile. De hecho, ya había estudiado el idioma durante la enseñanza media por dos años, por eso, creí que cuando llegase a este país conseguiría comprender todo lo que dijesen. ¡Cómo me engañé! El desafío de entender el español chileno está mucho más allá de la traducción literal de las palabras, está en la pronunciación rápida, en las expresiones propias que aparecen en medio de las frases y me dejan confusa durante las charlas, principalmente las más informales.
Traído por los primeros españoles que llegaron al territorio chileno en el siglo XVI, el idioma original sé transformó influenciado por los pueblos nativos, principalmente los mapuches y los quechuas. Nuevas palabras incrementaron el diccionario y el español se adaptó a las costumbres y cultura de este pueblo. Pero no voy hablar del pasado distante, sino a contar cómo mis últimas experiencias me han mostrado que conocer un idioma es mucho más que entenderlo en sus reglas y formalidades.
Junto a mi hay otros casi cuarenta alumnos de intercambio en la Universidad Católica del Norte. El grupo es formado por personas de varias partes del mundo: Francia, Marruecos, Brasil, Alemania, Uruguay, Ecuador, Peru y, principalmente, de España y México. La mayoría de ellos nacieron en países hispanohablantes, pero aun así, cada uno tiene sus particularidades. Es cautivador percibir las diferencias existentes aún cuando se comparte el mismo idioma, luego de que cada uno fuera adoptando las particularidades de su cultura.
Los mexicanos hablan más lento, y en la mayoría de los casos son fáciles de comprender. Por otro lado, los españoles hablan rápido y tienen un acento que, a veces, vuelve imposible la comprensión. Cuando se unen con los de este maravilloso país que es Chile, la situación se vuelve difícil y muy, muy chistosa. Las palabras corren por la boca de los chilenos, atropellándose entre sí y resonando sin parar.
Durante este tiempo, aprendí que para preguntar si alguien está bien, no se dice ‘’¿Cómo estás?’’, sino ‘’¿Cómo estai?’’. Además, siempre que una palabra termina con la ese, la ese deja de existir. Eso no es todo, los chilenos también tienen muchas expresiones propias. Por ejemplo, cuando un compañero chileno está charlando, la mitad de las frases son acompañadas por ‘’weon’’. ¿Pero, qué es weon? Weon puede ser todo, puede ser usado para hablar de un amigo, de alguien que no se gusta, para invitar a tomar piscola y otras infinitas posibilidades.
Otras palabras también son parte del diccionario chileno, como “¿cachai?”, usada para preguntar si entendemos alguna cosa; ‘’bacán’’, para decir que algo es agradable o bueno; ‘’carretear’’, que significa ir hacer fiesta. No puedo olvidar mencionar la expresión ‘’¡chucha!’’, usada cuando algo malo sucede, y el famoso ‘’poh’’, que acompaña a casi todas las frases al final, no importa el tipo de conversación.
Esas son solamente algunas de las palabras y expresiones que en el inicio me dejaban perdida en medio de las charlas, pero que poco a poco intento incluir en mi vocabulario para sentirme cada día más parte de Chile. Para mí, el idioma es una de las características más fuertes de un pueblo, es una de las primeras formas de sentir que somos parte de un lugar.