¿Cuánto estamos dispuestos a pagar por una experiencia?

Por Guido Rojas.

Como buen amante de la música, desde que me despierto, me ducho y comienzo la rutina del día, siempre está ahí la radio para traerme buenas canciones y discos que me hacen seguir más de cerca a las bandas que me gustan. Me entero de sus historias, su estilo, los sigo luego en Youtube, compro sus discos o cualquier cosa con su cara y su nombre. Es entonces que me siento siento y me hago la pregunta del millón: ¿Cuándo diablos vendrán a Chile?

Pero después pasamos a otra pregunta un poco más angustiante: ¿Cuánto será el valor de las entradas? No debo ser el único que se queda con las ganas de ir por ser de región, o por no tener dónde quedarse en la capital debido al centralismo que también conlleva los espectáculos masivos. De todas formas suela lógico, ya que los recintos de mayor capacidad y los más atractivos tanto para las productoras como las bandas, están en Santiago. Nosotros, provincianos, terminamos conformándonos con los eventos gratuitos dentro de la ciudad.

Recuerdos sobre lo anterior tengo miles, desde perderme bandas que eligieron Chile para cerrar su carrera como Black Sabbath, hasta quienes aman Chile y vienen cada dos años como Iron Maiden y Faith No More;  es triste y frustrante sentir eso. Me he tenido que conformar con ver artistas nacionales que gracias a Dios son más asequibles a un público quizá más popular. El deseo de asistir a estos eventos genera casi desesperación, por el deseo de ver al ídolo, al artista que te enamoró en la televisión o aquel con el que te quedaste pegado escuchando la radio.

Sin embargo, la música no es lo único caro en cuanto a espectáculos masivos. El fútbol no se queda atrás, comúnmente vemos estadios europeos llenísimos, pero acá ocurre lo contrario, pues el fútbol no es del pueblo, la clase baja, trabajadora, la coloquial. Garra Blanca, Los de Abajo y Caballeros Cruzados. Ser hincha les sale caro, el Campeonato Nacional llega a costar más de 30 mil pesos, y la situación es aun peor con la Selección nacional: las entradas más baratas y con la ubicación más lejana (galería) cuestan alrededor de $35 mil pesos,  una vergüenza.

Incluso seleccionados nacionales, como Claudio Bravo, se han mostrado en contra del alto precio de las entradas para ver fútbol (foto: T13.cl)

Actualmente ir a un festival con influencia gringa como Lollapalooza cuesta $125.000, incluyendo los cargos del servicio, sólo un día alrededor de los $70 mil pesos, y si quieres tener acceso a alcohol y salas VIP, poco más de $250 mil pesos. Las productoras aprovechan nuestra ignorancia porque saben bien que hay gente que va a pagar por tener lo mejor para disfrutar el espectáculo.

Cabe recordar que hay gente que pagó $1 millón 66 mil pesos  por asiento en las primeras filas, acceso a la prueba de sonido y una serie de regalías en la visita de Paul Mccartney el 2011, o $322 mil pesos por ver de cerca a Justin Bieber y $200 mil pesos por un playback notorio de Maluma en el Festival de Viña este año. A lo que quiero llegar con estos datos aterradores, es que debemos pensar que hay gente que hoy por hoy está pagando $207 mil pesos por ver a Bruno Mars, $150 mil por tan solo tener una “reunión” con la actriz Millie Bobby Brown (Eleven, de la serie de Netflix: “Stanger Things”) en la próxima edición de la Comic Con  o incluso $264.500 por las primeras filas y “meet-and-greet” con Ariana Grande.

Si comparamos los precios a unos 10 años atrás, por ejemplo el año 1994 cuando vino KISS, Slayer y Black Sabbath a la Estación Mapocho, el primer festival de rock que se llevó a cabo en Chile, vemos una entrada de tan solo $10 mil pesos. Ya después, por ejemplo con Iron Maiden, rondaba los $23.700 la entradas en cancha. Actualmente, ser fanáticos de algo nos lleva dinero de por medio, ya sea la música o el deporte, debemos entender que son negocios y como todo negocio, hay empresas implicadas, pero sólo una nos quiere hacer parecer que el dinero nos sale de las lágrimas: Productoras de eventos.

Una nueva versión de Frontera acabó realizándose finalmente en abril del presente año (foto: elmostrador.cl)

Se me viene a la mente el Festival Frontera 2016, que se suspendió por las malas condiciones del recinto y a mi parecer, elección de este: “El Club Hípico”… En el caso de Antofagasta pasó algo similar, Chancho en Piedra iba a tocar en el “Estadio Centenario”, sin embargo, eso nunca ocurrió debido a que no estaban indicadas las medidas de seguridad. Es decir, si vas a disfrutar de un evento, lo primero que debes tomar en cuenta son las condiciones donde vas a estar, el día, si vale la pena más de lo que ya pagaste en costear un pasaje, una habitación, todo por sólo ver y vivir la experiencia de visualizar al cantante o la banda que te vuela la cabeza.