“La Casa Lobo”: Un viaje surrealista
Por Dennisse Barraza H.
María, símbolo de la opresión, manipulación, traición y su desesperada búsqueda de la libertad. Ana, inocente, vulnerable y temerosa por la oscuridad de su entorno. Pedrito, hermano de Ana, vulnerable y desesperado por sobrevivir ante las situaciones de horror que ocurren en su hogar, son parte de esta historia y experiencia perturbadora inspirada en hechos reales.
“La Casa Lobo” es una película chilena estrenada en 2018, dirigida por Cristóbal León y Joaquín Cociña. La trama se centra en María, una joven que escapa de una colonia alemana y encuentra refugio en una casa en el sur de Chile. Allí, su única compañía son dos cerdos. De manera casi surrealista, el entorno de la casa refleja las emociones de María, mientras que los animales experimentan una metamorfosis gradual hasta convertirse en seres humanos, y la casa se transforma en un escenario de pesadilla que representan los diversos conflictos internos de la protagonista.
En este proyecto cinematográfico, los directores abordan una temática profunda, porque se basa en la historia de la famosa “Colonia Dignidad”, un asentamiento sectario de alemanes ubicado en la Región del Maule y que fue fundado por el alemán Paul Schäfer en 1961. Además, si abrimos el baúl de los recuerdos, en ese recinto se cometieron distintas violaciones a los derechos humanos. Esta pieza audiovisual resulta interesante porque nos ofrece una manera diferente de contar una historia tan marcada en el país, y a pesar de que existen otras representaciones de este acontecimiento, como la película “La Colonia Dignidad” estrenada en 2015, donde participó la conocida actriz Ema Watson, existe una gran diferencia entre ambas obras.
La Casa Lobo cuenta con una narrativa interesante, pero puede resultar de complejo entendimiento para algunas personas, puesto que está hecha con una técnica de animación donde se capturan una serie de fotografías, cuadro por cuadro, con el fin de generar la ilusión de movimiento al reproducirlas en secuencia. Este tipo de cinematografía se apoda Stop Motion y llama la atención de los espectadores porque se considera innovativa y creativa. El Stop Motion es común en Estados Unidos, y una de las obras más exitosas y con alto impacto cultural ha sido Coraline (2009), pero, independientemente de que los chilenos no acostumbren a percibir de manera positiva este tipo de cine, La Casa Lobo ha triunfado en festivales de cine internacionales, donde ha sido reconocida y premiada por su originalidad y enfoque artístico.
Al principio de la película podemos observar imágenes de paisajes, niños, gente trabajando y animales, lo que hace creer al espectador que se trata de una película como cualquier otra, no obstante, una vez terminada la introducción, todo se vuelve más tétrico y con un toque terrorífico. Las voces, tanto de Amalia Kassai y Rainer Krausse, a medida que los oyes, puedes sentir cómo se eriza tu piel, generando cierta inquietud, y a pesar de ello te mantienen atento, curioso y con la intención de no parar de mirar la pieza audiovisual. La metamorfosis que ocurre a lo largo del proyecto, tiene un impacto significativo en el espectador, especialmente en aquellos que están familiarizados con el libro de Franz Kafka. Esta transformación provoca una sensación de nostalgia, y al mismo tiempo, confunde la mente del observador al verse inundada de múltiples interpretaciones.
Es admirable que los directores se animen a presentarnos obras como estas de una forma diferente, y también es igualmente crucial que la audiencia aprenda a valorar este tipo de cinematografía. Algunos individuos no toleran este film y lo catalogan como “perturbador”, pero esta es una realidad que se vivió en Chile y que, por más que transcurran los años, no se debería dejar de informar que en la Colonia Dignidad hubo detenciones, torturas y exterminios. La Casa Lobo refleja a la perfección la opresión, el control mental y los abusos cometidos en aquel lugar, que fue donde el ser humano le mostró al mundo su peor versión.