Se rumorea que incendio en quebrada Baquedano podría ser intencional

Por Ronald Rodríguez

Alrededor de las 8 de la mañana de este 23 de noviembre se inició un incendio por causas que aún se investigan en una vivienda de material ligero inserta en una toma ubicada en el sector de Quebrada Baquedano de Antofagasta, en la intersección de pasajes Emilio Astete y José María Caro.

Al sitio del siniestro concurrieron en un inicio efectivos de Carabineros de la Tercera Comisaría de nuestra ciudad en conjunto con Bomberos de la Segunda Compañía, quienes desplegaron escaleras para acceder al lugar y poder realizar labores de contención con el fin de evitar la propagación. Posteriormente fueron llegando otras compañías bomberiles de nuestra ciudad, entre las que se cuentan además la 3era y 6ta, según indica José Miguel Pérez, vecino del sector y voluntario activo de Bomberos.

Pérez relata la experiencia: “Llegué a eso de las 8:20 cuando ya había humo, le pedí prestada la manguera a la vecina y me subí al techo, le tiré agua a los vidrios y estallaron, en ese momento la casa ya estaba en llamas”, asevera. Posteriormente, cerca de las 8:45 efectivos de bomberos comenzaron a atacar el fuego desde los frentes norte y sur con sus mangueras, agrega el voluntario, “con el fin de que no se propagara el fuego y evitar mayores catástrofes”. Adicionalmente comentó que el viento fue favorable, ya que si hubiera soplado en dirección suroeste se habrían siniestrado más viviendas aledañas, todas altamente inflamables dada sus precarias condiciones y materiales de construcción.

 

La teoría del incendio intencional

Manuel Pizarro, otro vecino del sector, comenta que los mismos moradores del sector fueron quienes denunciaron a Marcelo, el supuesto autor confeso del incendio, quien además resulta ser su yerno. “Él se pierde de repente, se le va la onda. Como muchos saben, fue bombero y cuando tiene estas crisis, le gusta quemar cosas, siempre dice que su pasión es el fuego.” Pizarro indicó además que tiene dos hijas, una de las cuales viene en camino. “Hemos intentado hacerlo entrar en razones, pero lo de él es una enfermedad, no hay caso”, concluyó.

Manuel Pizarro cuenta que lleva viviendo allí desde mediado de los años 80 y ha visto otras calamidades, como el aluvión de 1991. “Con esta ya son dos veces que me salvo, pero los incendios son cosa común en los campamentos”, apreció.

Cabe mencionar que el sector es una zona de riesgo, ya que se encuentra emplazada en el lecho de una quebrada, donde ya se produjo una catástrofe hace 27 años, la madrugada del 18 de junio de 1991. En aquella fatídica ocasión, se produjo un socavón de aproximadamente veinte metros de diámetro, producto de un aluvión de barro y rocas que arrasó con la gran mayoría de las viviendas allí construidas, dejando un saldo de 92 víctimas fatales en la ciudad y 16 desaparecidos.