Karen Rojo: “Nuestra realidad migratoria es muy distinta de lo que ocurre en el resto del país”

La edil aborda la situación de la comuna donde residen 54 mil inmigrantes, sus prioridades y el colapso que significan 11 mil personas viviendo en campamentos.

Por Giglia Vaccani.

Karen Rojo se sienta en su sala de reuniones, en el ala sur del cuarto piso de la Municipalidad de Antofagasta. Habla rápido. Y con decisión, de entrada, exige aclarar un concepto: “La presencia de los inmigrantes, en cualquier ciudad, en cualquier región y en cualquier parte del planeta, es un aporte. Lo que aquí hemos señalado es que la realidad migratoria de Antofagasta es completamente distinta de lo que ocurre en el resto de país”.

-¿Explíquese?

Esta es una ciudad cara, lejos de la zona central, y las oportunidades para nosotros no son las mismas de quienes viven en Santiago. Tenemos un déficit en educación y salud, y si no somos capaces de atender de la mejor formar a los que viven acá, imagínate a quienes vienen a buscar mejores expectativas.

Han sido días intensos para la edil, quien recién comienza su segundo período en el cargo. La semana pasada asistió a la Comisión de DD.HH. del Senado para dar cuenta de la situación migratoria de la comuna, después de lo cual recibió críticas tras plantear, entre otros puntos, que el municipio “pierde” $ 900 millones anuales en la salud de niños migrantes sin RUT.

Rojo, sin embargo, desestima los cuestionamientos, aclara sus conceptos y asegura que su enfoque es humanista, pero también realista.

“Actualmente la provincia de Antofagasta tiene 54.408 inmigrantes. El 80% es de nacionalidad colombiana, boliviana y peruana. También hay de España, Paraguay, Corea del Sur, EE.UU. y Venezuela, entre otros. En el país, ocupamos el segundo lugar, después de Santiago”, dice con datos oficiales en la mano.

-¿Cuánto ha aumentado el flujo migratorio en los últimos años?

¿La cantidad de visas que piden? Sí. En 2005 el 4,2% las pedía y en 2015 es el 17%. Se cuadruplicó tanto el crecimiento poblacional como el flujo migratorio, que es el proceso para buscar una visa regular y somos la única región del país que no tiene oficinas para tomar decisiones. Sólo una oficina de información.

El censo de este año será clave para conocer de forma exacta la cantidad de inmigrantes que habitan hoy Antofagasta.

-¿Qué está pasando con los “niños NN”, los niños sin RUT?

Tenemos 2.500 niños en esta situación y los atendemos sin ningún inconveniente. Si me dicen que llegó un niño que no tiene RUT, me da lo mismo, yo lo inscribo igual. El tema es que con los mismos recursos de los chilenos, yo tengo que cubrir también a un niño extranjero que no tiene ese RUT, porque aquí casi todos los niños que llegan de otros países son vulnerables. El 96% de ellos no tiene el RUT. Son 2.420 menores en los colegios municipalizados. Y todos reciben alimentación y útiles escolares.

-¿Y están siendo atendidos en los consultorios?

Sí, todos son atendidos, pero el niño chileno que también es de papás indigentes tiene que acreditarlo, con documentos. Aunque tenga un RUT, enfrentan varias trabas.

-Usted dijo que casi $ 1.000 millones del presupuesto anual se está yendo a este tema social de la inmigración y los menores sin RUT…

Quiero dejar este tema muy en claro. Nosotros no recibimos $ 1.000 millones. Se trata de una subvención. Es decir, cuando un niño prioritario es chileno, por su condición de vulnerabilidad, recibe una subvención escolar preferencial que se llama SEP. Son cerca de $ 50 mil mensuales por cada niño. Pero en Antofagasta tenemos 2.500 niños extranjeros que también son prioritarios, a los que se les debe entregar esa misma asistencia, pero sin RUT y sin que recibamos ningún peso de apoyo. A eso me refería con la falta de esos fondos.

-¿Pidió que se incluya este análisis en la reforma migratoria?

Claro, porque la ley está totalmente obsoleta. La reforma debe hablar de la realidad que vivimos. Por ejemplo, en términos de recursos, es imperioso que ayuden a los municipios, que no les pongan tanta trabas a los niños para obtener su RUT. Los niños tienen derecho a recibir alimentación, pase escolar, terminar cuarto medio y a dar la PSU ¿Qué culpa tienen los niños migrantes? Ninguna. Eso es lo que el Estado actualmente les está limitando. No pueden tener mejores expectativas de vida. No se las podemos ofrecer.

-¿Cómo influye en esto el tema de los campamentos?

Es una triste realidad no sólo de los inmigrantes, sino también de los chilenos en esta zona. Desde 2014 aumentó significativamente el número de campamentos. Había 15 y ahora son 59, con 11 mil personas viviendo en ellos: 6.218 son chilenos y 4.891 extranjeros.

La cantidad de campamentos en la ciudad se ha cuadruplicado en los últimos tres años.

-¿Hablaría de colapsado?

El borde de los cerros está totalmente colapsado y nos complica, en el sentido humanitario. Esa gente está viviendo en los lugares más inseguros de nuestra ciudad, arriba de las zonas urbanas. Ante un aluvión o incendio hay mucho riesgo. Y eso es lo que el gobierno no entiende. Aquí la migración es totalmente distinta, muchos están viviendo en muy malas condiciones.

-¿Están bien cuantificados los inmigrantes irregulares en Antofagasta?

Los datos que tenemos son de la PDI y se estima que 10% son personas en situación irregular. ¿Y dónde caen? En las manos de los inescrupulosos, que llevan a muchos al narcotráfico o a la prostitución. Si les vamos a abrir la puerta, entonces que al menos tengan acceso más rápido a sus trámites, para que mejoren sus condiciones.

-¿No cree que sus opiniones en torno a la migración son en general muy incendiarias?

Mi misión como una autoridad profesional es contar lo que pasa, pedir ayuda en estos temas migratorios. Hay quienes quieren desconocer la realidad, pero yo no voy a ser cómplice de formar guetos en una región que tanto le da a nuestro país.

-En concreto, ¿qué solicita como punto de arranque?

Que la gente pueda pedir su visa de trabajo o situación migratoria en el país de origen y no que vengan aquí a buscarla. La PDI no tiene toda la base de datos de los perfiles de las personas que vienen a Chile, sólo es una base de  Interpol, entonces, puede entrar cualquier persona. Por eso también pido fortalecer la información para contar con un perfil más riguroso de quien migra. Y mejorar los procesos de otorgamiento de refugio. También es lento.