Fernando Morales, primera línea de la salud “El servicio de Urgencia del Hospital se ha mantenido a base de estudiantes”

Por Benjamín Castillo Godoy

Formar parte de la primera línea de la salud ha sido un desafío físico y mental para Fernando Morales, quien sin dudar decidió incorporarse al área de Emergencia COVID-19 del Hospital Regional Dr. Leonardo Guzmán de Antofagasta durante su último año de enfermería.

En abril del 2020, Fernando Morales (23) se encontraba en sus primeros días de quinto año de Enfermería en la Universidad de Antofagasta cuando tuvo la oportunidad de ingresar a trabajar a la Unidad de Emergencia Respiratoria del Hospital Regional Dr. Leonardo Guzmán de Antofagasta, a causa de la demanda de personal médico para tratar a los pacientes de COVID-19 que llegaban a los centros médicos durante el primer peak de contagios en el país.

“A pesar del riesgo que significaba ir era una oportunidad de aprendizaje. El servicio de salud lo necesitaba y fue bueno haber ido”, declara entusiasmado el joven antofagastino. Principalmente atiende a las y los hospitalizados de la zona respiratoria de alto riesgo del hospital, realizando tratamientos como intubaciones o ventilación no invasiva para los pacientes COVID-19 graves.

El hijo menor de Fernando Morales Espejo y Mirna Torres Ángel creció las calles de Av. Bonilla en compañía de sus hermanas mayores y estudió en el colegio The Giant School de Antofagasta. Interesado en la naturaleza y la ciencia, pero sin una idea clara de qué camino seguir, Fernando tomó la decisión de estudiar enfermería de forma impulsiva, el día anterior al proceso de postulación a las universidades, al ver un blog con información de la carrera. “Lo mío fue de la noche a la mañana, pero no me arrepiento de mi decisión”, comenta el estudiante reconocido por su definida barba, lentes ópticos y pins coleccionables que cuelgan en su porta credencial.

Por gestiones de su jefa de carrera y de preparaciones previas del Ministerio de Salud (MINSAL) a la llegada de COVID-19 en Chile, Fernando Morales recibió un llamado con información para trabajar en el Hospital Regional de Antofagasta previo a una inscripción en un formulario. Entre sus compañeros se inscribieron 20 personas que se fueron repartiendo y rotando entre los distintos departamentos del servicio de salud.

Sin embargo, Fernando no fue el único alumno en entrar al hospital, sino futuros enfermeros de las distintas universidades y egresados de técnico en enfermería de Antofagasta que, dispuestos a internarse en el corazón de las atenciones COVID-19, dejaron su cotidianidad para ser el apoyo de la primera línea de los servicios de salud. “Entramos con el cargo de TENS por no contar con el título en el momento, pero hemos asumido mayores responsabilidades por la contingencia y como estudiantes de enfermería que somos. Junto con nosotros han llegado estudiantes de la Santo Tomás y egresados del Liceo Técnico, por lo que el servicio de Urgencias se ha mantenido a base a estudiantes”, explica.

Por el receso a causa del Estallido Social y falta de módulos/laboratorios, la dirección de carrera de enfermería de la Universidad de Antofagasta decidió atrasar curricularmente a la generación que Fernando pertenece, por lo que no pudieron realizar el internado en las fechas correspondientes. A pesar de eso, considera que le han dado la posibilidad de desenvolverse y aprender más allá del cargo que posee actualmente.

A un año y un mes de su incorporación en el centro asistencial, el enfermero hace una reflexión sobre su experiencia y sentimientos en el servicio de Emergencia Respiratoria durante la pandemia del coronavirus en Antofagasta.

¿Cuáles fueron tus motivos para entrar a la Unidad de Emergencia?

Siempre vi esto como una oportunidad de aprendizaje y de ayuda. Vivir en una pandemia es algo que nunca había dimensionado, ya que con la gripe H1N1 era muy chico y no la experimenté en primera persona. Enfermería es una carrera con vocación ya que uno da todo por el resto, a pesar del cansancio, de la pena.

¿Qué procedimientos o cuidados haces normalmente en la Unidad Respiratoria?

La Unidad es la puerta de entrada para todos los pacientes que se encuentran alterados por alguna patología. En el área de alto riesgo nuestros esfuerzos están enfocados en estabilizar al paciente que llega con una falla o dificultad respiratoria mediante mascarillas con oxígeno, la técnica PRONO, la cual posiciona el cuerpo boca abajo para entregar oxigenación o intubaciones. A veces, cuando no son casos graves y llegan pacientes con síntomas clásicos del COVID-19 se les inyecta un simple corticoide.

¿Cómo fueron tus primeros meses en el hospital? ¿tenías miedo, ansiedad?

Al inicio tenía miedo, ya que la cátedra de urgencias recién la curso en quinto año, no sabía nada de procedimientos ni patologías recurrentes del departamento. Pese a esto, anteriormente hice una práctica administrativa, por lo tenía nociones del movimiento que tiene urgencias y la infraestructura no me era desconocida, también reconocía algunos rostros, pero no sabía quiénes realmente eran.

En marzo los pacientes iban llegando paulatinamente, por lo que no hubo un cambio brusco, nos encontrábamos preparados utilizando mascarillas, antiparras y escudos faciales. En ese momento era horrible porque como uso lentes, tener las antiparras más el escudo facial y el gorro me hacía apretar el rostro y las orejas, saliéndome UPP o úlceras por la presión que me generaban.

En julio del año pasado llegaron muchos pacientes que necesitaban ventilación, se sentía muy irreal todo esto estaba pasando. En ese tiempo entré en un periodo depresivo. Para la segunda ola en diciembre todo fue muy explosivo, por lo que nos extendieron la permanencia en el servicio hasta junio. Lo bueno es que el personal que nos recibió fueron muy acogedores, nos enseñaron, explicaron y dieron a entender que somos una gran ayuda en este momento.

¿Qué acontecimiento te ha marcado más trabajando en Emergencias?

Una vez, un caballero se encontraba muy grave y teníamos que intubarlo para que pudiese obtener oxígeno. Le dijimos que se despidiera mediante videollamada con sus familiares a través del teléfono de una doctora y fue la primera vez que vi una intubación. La intubación es fuerte cuando la ves, llegué a pensar “ojalá nunca me intuben” y estar solo, irse a la UCI después. Y no solo con pacientes COVID, si no con cualquier caso y ponerse en el lugar de si fueras tú o fuera tu familia, pero hay que seguir apoyando y ser el familiar que el paciente hospitalizado necesita. 

En el período de agosto es cuando colapsé por primera vez, tenía problemas para dormir y me sentía muy estresado, iba a los turnos de 12 horas sin haber dormido, tuve que recurrir a un psiquiatra y tomar melatonina. 

¿Qué aspectos de tu vida han cambiado a causa del coronavirus?

Nos ha quitado libertad, felicidad. A mí personalmente me quitaron los momentos de familia que teníamos. Actualmente vivo con mis papás y mi perro, pero mis hermanas viven con sus hijos. Anteriormente nos juntábamos como familia a almorzar todos los domingos y compartir, pero por todo esto no lo hemos hecho, más teniendo en cuenta que continuamente estoy expuesto al COVID-19. 

Ahora hacemos videollamadas para celebrar cumpleaños, aunque cada uno en sus casas, con gorritos y decoración, por lo menos para celebrar con mis sobrinos que son más chicos. También me quitó la posibilidad de salir de la universidad, de viajar, pero en teoría he ganado cosas, conocido compañeros, tiempo con mis papás. 

¿Qué sientes al ser parte de la primera línea de la salud?

Es raro. No hay un sentimiento específico, pero en algunos momentos me siento bien por ayudar, por ejemplo, cuando ves a pacientes graves evolucionar positivamente o cuando viene alguien a REA (reanimación) que es de vida o muerte y tú lo salvas, te quedas con una sensación de triunfo. Sin embargo, cuando se mueren se siente que uno pudo hacer mucho más, por lo que es muy incierto lo que siento actualmente.

En el ámbito social uno agradece el apoyo que entrega la gente, pero los vemos saliendo a la calle y los buenos ánimos llegan hasta ahí, por lo que es una sensación de hipocresía social al aplaudirte, pero no hacen caso a las medidas. Somos héroes en teoría, pero la misma gente que te trata de héroe te hace trabajar más.  

El próximo mes inicias tu internado, ¿a qué área te gustaría ir?

Para postular nos dieron opción de elegir entre UCI, UTI, Pediatría, CESFAM, Urgencias y Pabellón, pero prefiero quedarme en urgencias para terminar un ciclo y terminar lo que esté pasando con el COVID-19.

¿Cómo pronosticas el escenario a futuro del Hospital Regional de Antofagasta?

Espero que los casos graves vayan disminuyendo con el proceso de vacunación. Esto no previene que la gente se contagie, pero por lo menos no van a quedar grave. Mientras no tengamos pacientes tan críticos, el servicio puede seguir funcionando en relación con la capacidad del personal, infraestructura y equipo para atender a los que no se encuentran tan graves.