Ego: lo vacío de ser viral
Por: Valeria Ríos G.
La compañía El habitante Teatro de 10 años de trayectoria presentará nuevamente “Ego: nadie piensa en mí”. En un mundo donde las relaciones humanas parecen ser cada vez menos profundas, lleva a sus espectadores a repensar hasta donde somos capaces de llegar para llamar la atención en redes sociales. El elenco compuesto por Quimey Vega, Elías Flores y César Leal interpretó una historia en torno una joven obsesionada con ser viral sin importar el medio: si le trae mala fama, o si alguien sale herido por consecuencia de su incontrolable deseo de viralidad.
Para cumplir su propósito de ser famosa, la joven comienza a robar en un supermercado para viralizar las grabaciones de las cámaras de seguridad. No le importa ser viral por robar, cree que cualquier tipo de fama es buena con tal de ser mirada. Para obtener los registros, seduce al guardia del super que se enamora profundamente, a pesar del evidente desinterés y falta de empatía que ella muestra hacia él.
La obra juega con la dicotomía entre la indiferencia de la protagonista y su enamorado, quien en su amor ciego suele dar relevancia un seco te amo y que suban una foto de su mano a Instagram, a pesar de que no conociera su nombre real ni nada sobre su vida personal, haciendo una crítica a las relaciones actuales y la banalización de los vínculos humanos en la era digital.
Quimey Vega logra encarnar con precisión la frialdad emocional de su personaje, que esconde sus profundos traumas y el maltrato que sufrió cuando era niña. Por otro lado, el guardia de seguridad interpretado por Cesar Leal, se convierte en el personaje favorito del público.
El diseño escénico realizado por Claudio Ortiz Chiang generaba un espacio íntimo por su cercanía física entre los espectadores y los actores. Tres pantallas transmitían simultáneamente lo que ocurría en la escena simulando ser un video en vivo de Instagram o Tik-Tok, cada una proporcionando un ángulo distinto de las transmisiones que realizaba la joven con anhelos de fama. Sin querer esto creaba una sensación de observación, como estar dentro de un capítulo de Black Mirror y nos interpela sobre nuestra participación en una cultura “crónicamente online”. En otras escenas proyectan las letras de las canciones de amor que le dedicaba el guardia a su enamorada.
Destaca por la iluminación, que se apoya en tres luces fluorescentes y tres aros de luz, dejando el escenario en tonos magenta y azulados con luces blancas vibrantes gran parte de la obra que destacan la artificialidad del deseo de la protagonista. Contrastando con luces cálidas y amarillas en escenas íntimas, como cuando la protagonista revela el maltrato sufrido cuando pequeña.
La técnica es realizada por Esteban Castro quien se apoya principalmente en una cámara ubicada detrás del público, simulando su visión. Representando un desafío para el equipo técnico.
El título refleja con agudeza el vacío emocional en la era de la sobreexposición digital. José Pedraza, egresado de la Escuela de Teatro Imagen, quien dirigió y escribió esta obra, logra articular una propuesta crítica y estética que dialoga con los códigos del mundo del internet, sin perder profundidad escénica ni emocional.
Ego es una crítica a la profundidad de las relaciones humanas y la trascendencia en la era del internet, con tintes de humor y dramatismo intenso donde deja entrever otros aspectos del personaje principal, que destaca por la excelente actuación de Quimey. Al salir de Sala Anónima no solo pensé en lo bien ejecutada que estuvo la obra, sino también en cuántas veces buscamos validación sin darnos cuenta y con la incomodidad de haberme sentido interpelada. Ego no se queda en el escenario: se cuela en el bolsillo, en el scroll infinito, es de esas experiencias teatrales que uno no solo ve, sino que carga consigo.
El habitante teatro presentará la segunda función de la segunda temporada de estreno, del 11 al 13 de julio en Sala Anónima ubicada en Calle Valdivia #3545, a pocos metros del Evaristo Montt. Entradas disponibles a través de @Elhabitanteatro .