Los diálogos que sentenciaron a Chile

Por Catalina Cartes

La obra escrita por Juan Vera Aldunce y dirigida por Freddy Soto Torres, logra captar al espectador desde la entrada al salón, donde unas monjas te dan la bienvenida y te sitúan en los asientos.

Esta producción, expuesta por la Compañía LOBA TEATRO, tiene la particularidad de ser más dinámica de lo normal, por el estilo de teatro circular, que hace partícipe a los espectadores de la obra misma. En este caso, la historia se lleva a cabo en la Iglesia de La Merced, donde los asistentes se sientan junto a las mesas como oyentes durante toda la trama, mientras beben y picotean.

La obra transcurre en los claustros de esta iglesia, en un contexto histórico de Chile, la independencia y los primeros años de la república. Trata de una mirada más de cerca sobre los procesos históricos en el país y sus protagonistas: Mariano Osorio, Manuel Rodríguez y Bernardo O’Higgins, que a su vez, se disputaban por el poder.

La escenografía era espléndida, al tener la singularidad mencionada, de teatro circular, todo el lugar era parte de la obra, hasta los asistentes. Realmente era ver en primera fila los posibles diálogos que llevaron a Chile por el camino que tomó. Además, en todo momento la trama era contextualizada por las declamaciones de las verdugos de la pieza teatral.

Grandes detalles

El vestuario de los personajes, por Katherine Leyton, estaba bien logrado, las monjas con sus respectivas túnicas blancas, quienes cocinaban para servir a los comensales. Asimismo, los de Osorio, Rodríguez y O’Higgins, representaban y contextualizaban la época de la independencia.

La iluminación, por Fabián Álvarez, fue muy importante, era en todo momento de calidez, como en una iglesia, sin embargo, con el pasar de algunas escenas estas iban cambiando según los momentos de drama. Al mismo tiempo, las composiciones musicales, por Carolina Sáez, que acompañaba la trama para dar más suspenso en los momentos correspondientes.

El realismo de la obra teatral cumple todas las expectativas, incluso si no se tienen de quien asiste. Es una especie de comedia, a pesar de que tiene drama entre los personajes, hubo varios momentos de risas y de quiebres, como en el último acto, cuando todos juntos se sacan una selfie.

Finalmente, la productora teatral LOBA, logró crear escenas excelentes, cómicas, misteriosas, históricas y fantásticas, en ocasiones. El uso del espacio (escenario) creó una atmósfera íntima y no dejaba espacio para el ocio. Sin duda, es una obra recomendable para quienes les gusta salir de lo normal y quieren ser más partícipes de las historias.

Revisa algunas imágenes de la obra en la siguiente galería de fotos

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