Discriminación en Chile: muestra lo peor de nosotros

Por Gaspar Caniupán

De acuerdo a una denuncia realizada a través de Facebook por María Rubio, una vecina hizo un reclamo en un edificio de Ñuñoa, Santiago, ya que la hija de su asesora de hogar estaba usando la piscina, esta queja llamó la atención de Rubio, quien inmediatamente se puso en contacto con la administración del edificio para realizar las consultas pertinentes, y efectivamente, en el punto 14 del reglamento  dice claramente que: “se prohíbe el uso al personal de empleados del edificio…y sus familiares”. 

Si bien la discriminación es un tema latente y que se demuestra de diferentes formas, hay un punto, en que sabemos que algo estamos haciendo mal como personas, la poca tolerancia de algunos o el simple menosprecio por no pertenecer a la misma clase social, parece algo normal para un grupo de personas.

Es en este contexto que uno puede preguntarse ¿por qué negar la entrada a la piscina a una niña, sólo porque su mamá no gana lo suficiente para encajar en un segregada “elite” de residentes?

Lo llamativo es que ésta prohibición está puesta entre otras reglas de la piscina tales como: el uso de gorro de goma para el cabello, evitar pasear con traje de baño mojado para no afectar los espacios comunes, como si fuera algo normal, como si en todos lados, aparte de obligarte a usar un gorro -lo que no está mal- debes estar atento a que si se baña alguien que no es de tu estrato social, y debes hacer un reclamo a la administración. Porque claro, más trágico es ver a tus hijos compartir el agua con la hija de la nana ¿puede ser contagioso no?

Independiente si esta regla, es pensada para que la gente que no vive en el edificio  no disturbe a los residentes, no deja de ser un acto discriminatorio, en especial si es un caso puntual, ya que hay antecedentes de que hace seis años la niña está haciendo uso de la piscina, y ningún otro vecino ha realizado un reclamo, en este caso a una mujer, -quien Rubio dice tener identificada- no le gustó que la hija de la nana use la piscina con los demás.

Un punto a tomar en consideración es que la administración del edificio haya permitido una regla así, lo que hace pensar que comparten la misma mirada discriminatoria de la vecina que hizo el reclamo.

No es la primera vez que sucede algo así en Chile, recordemos hace 4 años, cuando en un Chicureo se les prohibió a las nanas y obreros transitar por las calles del condominio, para evitar que hablaran entre ellos, y debían pagar 300 pesos para usar un bus de traslado. Pese a la posterior tergiversación de los dichos de una residente por parte de CHV, la situación era clara, NO querían nanas y obreros opacando las calles de su exclusivo condominio. Esto se sumaba a que las nanas debían estar con sus uniformes cerca de las canchas de golf, con tal de ser fácilmente identificadas.

Cuesta creer que sigamos viviendo en una sociedad donde gente de un alto estrato social, se crea con el derecho de controlar el actuar de gente que tienes menos ceros en su cuenta bancaria, si hay algo que funciona mal aquí, es definitivamente su forma de pensar.

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