Bahía de Mejillones golpeada por la contaminación

Por Felipe Cortéz

La bahía de Mejillones ha sido víctima de múltiples derrames a lo largo de su historia desde la industrialización del territorio. En retrospectiva, recordamos el 7 de marzo del 2011, cuando se produjo una extensa mancha de residuos de carbón en la bahía de la comuna, el cual provocó una varazón de miles de especies marinas. Además se confirmó la presencia de zinc, plomo y carbón en la mancha originada por el derrame.

Otro caso fue el ocurrido en el 2009, cuando la motonave “Liquid Challenge” procedente de Alemania, fue responsable de dos derrames. El primero ocurrido el 20 de septiembre, que dejó una mancha de combustible de 300 metros de largo al norte de la península del puerto. Y el segundo, de las mismas características, ocurrido el 6 de octubre.

El incidente más reciente fue el 26 de noviembre de este año , cuando el flexible que unía la nave ‘Sanko Independece’ con el terminal de descarga se desacopló, liberando por más de un minuto, amoniaco líquido al océano.

El fenómeno que ocurrió en Mejillones fue que el gas al entrar en contacto con el agua, más el  viento, provocaron un cambio de temperatura, generando una evaporación violenta. Producto del fuerte viento del sector, ésta nube tóxica se desvió mar adentro evaporándose poco a poco con el paso de los minutos.

La alta concentración de amoniaco es altamente tóxica, además de irritante. Al momento en el que una persona respira esta nube, su tejido se ve profundamente dañado, lo que provoca una muerte instantánea.

Consecuencias medioambientales

El biólogo marino, Carlos Guerra, explicó que “Tenemos un proceso de pérdida a lo largo de toda la costa de Mejillones y también en bahía moreno en Antofagasta”. Además agregó que la fauna de la costa se ha perdido “por ejemplo los piures o las algas, hay un deterioro constante que ha ocurrido en la zona”.

El daño a la flora y fauna marina depende del tipo de contaminante, cuando son hidrocarburos pueden durar décadas, incluso hasta 30 años. Si son metales pesados el daño podría durar hasta un siglo. Estos metales pueden ser más o menos peligrosos si hay oxigenación en el fondo marino, lo cual activaría una reacción química con estos compuestos, o también se activarían si se hace un dragado y se destruye el fondo marino.  

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